
“A los mayores les gustan las cifras. Cuando se les habla de un nuevo amigo, jamás preguntan sobre lo esencial del mismo. Nunca se les ocurre preguntar: ¿Qué tono tiene su voz? ¿Qué juegos prefiere? ¿Le gusta coleccionar mariposas? Pero en cambio preguntan: ¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre? Solamente con estos detalles creen conocerle”.
El
principito (Antoine de Saint- Exupéry)
Hace unos días Belén me propuso contar en su blog mi
experiencia profesional como Trabajadora Social. Decidí aceptar y lanzarme a esta “aventura”,
a pesar de que sé que no voy a poder estar a la altura de las profesionales que
me han precedido.
Comienzo mi relato
explicando que trabajo en el Servicio de Igualdad de la Diputación de Almería,
aunque esta denominación no explica cual es mi labor profesional. En este punto he de decir que, desde el comienzo de su
andadura, este servicio ha tenido
diversas denominaciones: Centro Asesor de la Mujer, Departamento de la Mujer, Servicio Provincial de Mujeres y Área de Igualdad y Juventud.
Como podéis comprobar,
la palabra “mujer” ha desaparecido
y esto me llevó a pensar que el
término “Igualdad” podría ser un eufemismo. El diccionario de la RAE lo define como “la sustitución de un término por
otro que guarda semejanza con lo designado y cuyo sentido propio es más vago
que el sentido de la realidad a la que designa, todo ello por intentar
conseguir un lenguaje políticamente correcto”. Y yo me pregunto, ¿es que nombrar
a las mujeres ya no es políticamente correcto? Lanzo esta pregunta y que
cada cual llegue a sus propias conclusiones.
Queda aclarado que en este servicio trabajamos con
mujeres y en mi sección, principalmente, con víctimas de violencia.
La razón por la que encabezo este escrito con las palabras sabias de
Antoine de Saint- Exupéry responde a la necesidad de que nos sobrepongamos a la fascinación que tenemos todos y todas por
las cifras, los números y las estadísticas para situarnos en un territorio que tenga
en consideración “lo importante”: las mujeres que han muerto, víctimas de este tipo de terrorismo, tenían nombre y apellidos, metas y
deseos, estaban rodeadas de seres que las querían y a quienes querían y murieron por querer romper ese ciclo de
violencia que las iba atando cada vez más a su agresor. Creo que es importante
que nos acerquemos a sus historias para
que dejen de ser sólo un número que, de
alguna forma, representa nuestro fracaso colectivo y, al mismo tiempo, perpetúa la invisibilidad de las víctimas.
Tras todos estos años puedo afirmar que la acción
transformadora del Trabajo Social no ha
sido unidireccional. Proclamo que a mí me parieron muchas de las mujeres con
las que he trabajado y utilizo esta metáfora con pleno conocimiento de causa
porque fueron parte activa en la deconstrucción de muchas certezas para
alumbrar otra forma de hacer y de relacionarme profesionalmente.
Estoy aprendiendo que, tal y como propone Marianella Sclavi en “Las siete reglas del arte de escuchar”, no se puede “ tener prisa en
llegar a conclusiones, porque son la parte más efímera de la búsqueda” y esa
prisa puede conducirnos a no validar la experiencia de la víctima, a prolongar
su sufrimiento con suposiciones erróneas y a reafirmar su aislamiento social.
He podido desterrar de mi vocabulario profesional la
palabra “abordaje” porque me hacía sentir como un pirata, irrumpiendo
violentamente en la intimidad de esas mujeres. He podido entender, por fin, que
ser víctima es algo circunstancial y que cuando una mujer decide salir de una
relación de violencia se convierte en una superviviente.
Sabia, muy sabia, reflexión. Gracias.
ResponderEliminarToñi, ¡que bien te define Belén!, aunque te conozco poco, las palabras profesional, cercanía y serenidad yo tambien las emplearía. Y por supuesto que estás a la altura. Gracias
ResponderEliminarNo sé si eres la Trabajadora Social de Laujar, pero si es así, durante el poco tiempo que trabajé contigo, pude comprobar que eres muy buena profesional. Gracias por tus palabras
EliminarDisculpa por no haberme identificado mejor, soy tu compañera durante unos meses en el SPM. Muchos besos y, de nuevo, enhorabuena por tu reflexión.
EliminarMe apunto tu reflexión: "ser víctima es algo circunstancial". Gracias por compartir tu experiencia.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu entrada en general, pero me quedo con esta frase en particular: "fueron parte activa en la deconstrucción de muchas certezas para alumbrar otra forma de hacer y de relacionarme profesionalmente"...
ResponderEliminarCreo que a todos/as nos pasa, que a lo largo de la vida tenemos que deconstruir saberes, formas de actuar, pensamientos y en eso consiste el aprendizaje contínuo y la madurez. Gracias por tus palabras.
EliminarMuy buena reflexión Antonia-Toñi. En general, pasamos horas y horas, porque así tiene que ser, reflejando en soportes informáticos demandas, programas, objetivos, actividades, tareas, indicadores... olvidándonos con la prisa mirar fijamente a la cara a las mujeres, a los ojos de la gente que viene a contarnos sus angustias, miedos, necesidades y que esperan de nosotros compresión y la mano que las empuje a llevar una vida más digna. Por eso lo que hace falta es profesionales como tú, serenos, sensibles y cercanos qe entiendan de verdad la realidad que nos rodea. Muchas gracias por tu aportación, eres toda un aprendizaje...
ResponderEliminarGracias, tú sabes bien quién ha sido una de mis maestras (me refiero a tu hermana, si no había quedado claro). De ella aprendí mucho sobre la importancia de la relación con las personas que atendemos.
EliminarCierto Toñi, a veces vamos de profesionales redichos en el "abordaje" y en la "ejecución" de medidas que favorecen poco o nada la relación de ayuda con esas supervivientes invisibles.
ResponderEliminarGracias Belén todas las semanas, aprendo.
Coincido con Elena,en lo que señala, pero aumento el extracto, "proclamo que a mí me parieron muchas de las mujeres con las que he trabajado..." la expresión es rotunda.Ahí empieza a nacer un buen profesional.Felicidades Toñi.
ResponderEliminarGracias Rosa por tu comentario. Yo creo que tú eres una profesional excelente.
EliminarTouché. Me hago mirar lo de mi gusto por las cifras...
ResponderEliminarLuis B.
Supongo que eres Luis Barriga. Todavía me emociono cuando recuerdo tu ponencia del Congreso de Zaragoza. Te agradezco mucho tu comentario porque para mí tú estás entre los sabios de esta profesión.
EliminarMe ha gustado mucho tu sensibilidad y me apunto lo del "abordaje". Gracias por tu reflexión.
ResponderEliminarQué grande eres, Toñi. La pena es que el blog no tenga opción de audio. Pongo tu dulzura en cada una de tus palabras. Y no sólo eso: tu mirada, tu talante, el respeto y tu serenidad (muy buena descripción, Belén). Me ha encantado tu entrada, y me hace mucho reflexionar. Las prisas, la burocracia, los datos, los números, los tempos... hacen olvidar la esencia de esa relación de ayuda. Las mujeres invisibles dejan de serlo cuando dan con tu luz.
ResponderEliminarTú sí que irradias luz y aunque no lo sepas, aprendí mucho de tí cuando tuve la suerte de trabajar contigo. Verte entrar por las mañanas era una inyección de alegría y de buen hacer para toda la jornada. Realmente he tenido mucha suerte con las compañeras de viaje. Gracias.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus reflexiones . Qué razón con el abordaje !En algunas personas que se acercan por primera vez a los servicios sociales se detecta ese recelo al asalto de su historia ! Y muchas con las que estamos trabajando ...nos lo han dejado claro !! Saludos y suerte !
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